La conjuntivitis es la principal causa de ojo rojo en el niño. La conjuntivitis siempre necesita un apellido: bacteriana, vírica o alérgica, para tratarla mejor.

Habitualmente es un proceso autolimitado que sólo necesita tratamiento tópico (colirio o pomada) para su curación.

La excepción es la conjuntivitis que aparece antes del primer mes de vida, que precisa siempre de cultivo de las secreciones oculares, ya que puede ser un cuadro más grave al afectar a bebés y además, algunos de los microorganismos que la provocan necesitan tratarse de forma sistémica (pastillas o inyecciones) y no con gotas.

Los ojos hipermétropes no enfocan bien los objetos cercanos, haciendo que se vea borroso de cerca a la edad adulta. La hipermetropía afecta a un 10% de la población adulta. Habitualmente, la hipermetropía está presente desde el nacimiento porque los ojos son pequeños. A medida que los ojos crecen y termina su desarrollo desaparece la hipermetropía.

Síntomas:

• • Debido a la elasticidad de los ojos de los niños, existen casos en los que la hipermetropía puede pasar inadvertida en los reconocimientos escolares rutinarios. Los niños tienen una gran capacidad de acomodación y habitualmente no ven borroso a pesar de ser hipermétropes.
  • Cuando la hipermetropía es moderada el exceso de acomodación puede provocar una desviación de los ojos hacia dentro (endotropía) o bien que presenten astenopía (dolores de cabeza por la tarde, ojos rojos cuando realizan un esfuerzo visual...).

Exploración:

• • Agudeza visual a distancia y en visión cercana en los casos que sea posible.
  • Examen de refracción para determinar la correcta graduación siempre mediante gotas que paralizan la acomodación (Colirio Ciclopléjico o Atropina). La hipermetropía se mide en dioptrías positivas.
  • Valoración de los hombros que mueven los ojos.
  • Examen con luz de hendidura para valorar las estructuras anteriores y posteriores del ojo si el paciente colabora.

Tratamiento:

Muchos niños con hipermetropía ven bien y muchas veces no se quejan. Se aconseja realizar una exploración oftalmológica completa a todos los niños entre tres y cuatro años para descartar una hipermetropía que necesite corrección óptica (gafas) antes de que empiecen a tener problemas con la lectura o desarrollen un estrabismo.

La hipermetropía fisiológica del niño no precisa corrección óptica salvo en los casos en que el niño presente astenopía o estrabismo. Cuando la hipermetropía es superior a la esperada por la edad del paciente se pueden recetar gafas aunque el paciente no presente síntomas.