Tomografia de coherencia óptica
La tomografía de coherencia óptica (OCT) fue introducida en oftalmología en 1993. Consiste en la obtención de imágenes transversales de la retina in vivo. Esta tecnología se ha convertido rápidamente en un método básico de diagnóstico por la imagen en patología ocular.
¿Se trata de una prueba invasiva?
Para obtener una OCT de buena calidad es frecuente que se dilaten las pupilas con gotas y después se toman unas “fotos” de la retina del paciente. Esta prueba no requiere inyecciones de contraste y no es invasiva. El procedimiento de toma de imágenes dura aproximadamente unos cinco minutos.
¿Para qué se utiliza la OCT?
La indicación principal de la técnica es el estudio de la patología retiniana y de la interfase vítreo-retiniana macular, aunque también se ha utilizado para el estudio de tumores intraoculares, distrofias retinianas e incluso para la obtención de imágenes de alta resolución del polo anterior. En la imagen vemos un OCT del área foveal normal.
Su indicación más frecuente es el seguimiento de la presencia de líquido intra o subretiniano en el tratamiento de la degeneración macular húmeda. En esta situación nos ofrece datos objetivos sobre la progresión de la enfermedad y la respuesta al tratamiento. Aspecto por OCT de un edema macular quístico.
¿Es muy frecuente que me hagan un OCT de retina?
El impacto clínico del OCT en oftalmología se demuestra por un lado por el incremento de publicaciones y citaciones anuales (más de 10.000 en el 2006, con más de un 50 % en revistas oftalmológicas); por otro lado, con la creciente demanda clínica de esta tecnología que ha conllevado la introducción reciente de los OCT de cuarta generación, con más de media docena de compañías que los comercializan.
El desarrollo de fuentes lumínicas emitiendo a nuevas longitudes de onda (1050 nm) o la introducción de técnicas de detección ultrarápidas de Fourier han posibilitado la aparición de las imágenes tridimensionales con OCT de alta resolución (UHR OCT). Con estos nuevos OCT se mejora la visualización de la retina y de la coroides, y se minimiza el empeoramiento de las imágenes debido a cicatrización o cataratas.
Por último, se han desarrollado aplicaciones o complementos que permiten una resolución “celular” de la retina (2-3μm), aportando información fisiológica y sobre el flujo sanguíneo in vivo, acercándose al nivel que ofrece la histopatología. Debido a estos avances, podemos anticipar que el OCT tendrá un impacto aún mayor que el actual en la oftalmología, aumentando la sensibilidad y especificidad de diagnósticos precoces y permitiendo una mejor monitorización de la progresión de las enfermedades retinianas.